Nuestra “mala” relación con el tiempo nos ha llevado a vivir en una ilusión.
Una ilusión que nos dice estar haciendo algo hoy con la promesa de un “mejor futuro” mañana.
Un futuro en el que tenemos o somos algo que hoy no. Un futuro en el que existe la promesa de “satisfacción” y “felicidad”.
cuando tenga este cantidad en el banco
cuando logre este cuerpo
cuando encuentre pareja
Mientras vivimos mentalmente en el futuro, persiguiendo objetivos, siendo “productivos”, lo que sacrificamos es nuestro presente, quienes somos hoy.
Todo se vuelve medios para un fin. Dejamos vivir para después, y después quizá sea muy tarde…
¿Qué hay más allá de esta ilusión que nos vende el mundo actual?
Nuestra desconexión con el presente no es completamente nuestra culpa. Vivimos en un mundo que nos enseña a instrumentalizarlo todo, incluso el tiempo, como si este fuera un recurso que debemos controlar y ser dueños de, “usarlo bien”. Pero el tiempo no funciona de esa manera.
Si lo piensas, nuestra vida es solo una sucesión de momentos en tiempo presente que eventualmente nos llevarán a nuestra muerte.
No te lleves el mensaje equivocado: planear es importante, elegir es importante, nuestros objetivos son nuestro norte, nos dan dirección, funcionan como un mapa, pero no olvides que el mapa es sólo una representación del territorio. Todo lo que tenemos es el presente, y la vida sucede todos los días.
Aceptar el hecho de que probablemente nunca llegue el momento en el que sintamos que todo está bajo control nos hace libres. La vida es hoy, estás aquí y ahora.
y quizá, al detenerte un momento, te des cuenta de que ya tienes aquello que creías estar buscando.
Te quiere,
-Azur
P.D. La inspiración para éste texto, proviene del libro “4000 semanas” de Oliver Burkeman , probablemente uno de los libros que más ha impactado en mi vida.